miércoles, diciembre 26, 2007

Jazz & blues

-Creo que podría liberar este dolor
Iván Ferreiro

(z)

Tu oscura voluntad
en algún punto de mí tiembla,
llagado por una impronunciable tristeza.

Amargo descubro tu rostro,
un aire de lo que fue y no ha sido
aceda algo distinto al dolor.

No llegaste hace poco
ni tampoco en el último avión,
te conozco con distintos nombres,
conozco tus manos claras,
atentas como el día,
las sé andaluzas o flamencas,
conozco tu fresco rubor
cuando decides amar.

(x)

Abres los ojos sin posible traducción,
por mi parte,
no tengo perdón ni arrepentimiento.

Aquello que llamas prohibición
lo nombra mi cuerpo sed,
y tu náutica nostalgia
ciñe sus llagas en mi lento escozor
falto de cariño
y aún en incendio.

(c)

En trémula borrasca
te cierras a mí,
has llorado placentera
indefinidamente hasta extinguirnos,
y tu nombre extranjero
será una casa de verano
que nunca habitaremos.

(q)

Has dicho no
pero no lo entiendo,
bajo tu sable pongo las manos
y me preguntas mirando al suelo
si tengo razón de arrinconarte
con los dedos bajo tu estampa.

Tengo esta urgencia
alada y catastrófica
donde busco agostarme
dentro de tu rencor,
y con esto
ya nos hemos condenado
a que no haya días venideros.

(f)

Llegaste de madrugada
y te fuiste
en el bajorrelieve de mi infancia,
aún te escucho rozando mis lágrimas
y tu largo adiós que ya había llorado,
porque aún era yo,
porque aún había éste,
porque te conocí al morder mi soledad,
porque me harté cada noche
de arrojarte por la mirada,
porque no te seguí a Canadá
pero sí te hallé en el Seine,
y porque hay tantas tardes como noches contigo
que se han agotado incansables
en agrios paseos
por Plaza Garibaldi.

(u)

Te odio.
Por años me repugnó saberte
hasta que allá, en Varadero,
varé toda la noche desconcertado.

Eras una larga isla,
arena que negoció mi melancolía.
Pasamos la noche por tus muelles,
pero los ahogados nunca salimos del mar,
porque a él nos has llevado.

(i)

Ah, la que desató la poesía desde su exilio en Montréal,
ah, la que tapió con cristales el dolor,
ah, la que desatendió su pasado en Coimbra,
ah, la que perdió un arete y ardió como faro de Flandes,
ah, las que me vieron partir del Este de Europa,
ah, la que arrójo sobre el Seine sus imprecisiones,
ah, la que ataba y desataba los crepúsculos de su cabello.

Auxilio:

aquí hay un herido.

miércoles, diciembre 19, 2007

Reformulando a Owen

Uno: Luz

He velado armas toda la noche anterior
y tú no estás aquí.

Sujeto siempre a la tormenta,
a ese naufragio refugio agrio,
mis palabras son más oscuras
que las noches donde no has estado.

A cada verbo lo tomo por el sexo,
y a ciegas
somos la ribera,
la raya al fondo del día,
lo desprendido de las estaciones.

Dos: Agonía

El amor se dobla de cansancio,
pero ni las redes de los pescadores
ni la soledad salina de los marineros
lo comprendería.

Ah, recordar nunca fue pecado,
porque éste nunca ha existido.

Su silencio herido
pasó por cada canción.

Tres: Recuento

Ah, la que astilló de primaveras
el rumor del día
la inocencia;
ah, la que llagó su deseo
y dejó al agüacero
descalzo y sin sombrilla;
Ah, la que dio la espalda
y nunca escampó;
ah, la que amarró del mástil
a la hija perdida,
la que no correrá las cortinas
ni presentirá la hora de volver a casa,
la que no dormía, la que aullaba,
la que fue furiosa alevosía.

Cuatro: Travesía

El mar es un latido.

Es falso aprender a nadar,
debiera enseñarse
a tragar agua con los pulmones
y sonreír.

lunes, diciembre 10, 2007

Lately

Últimamente
he estado olvidando
tu rostro, la comida,
y después nuestra fiesta,
nuestra batalla,
al fondo de la cama.

Últimamente
no recuerdo tu amor,
tampoco tus temores,
sigo dejando
la ropa en el suelo,
conocí más mujeres
(mejores y peores),
seguramente
te habrán amado
de manera distinta,
en otro idioma.

Esta mañana
he temblado oscuro,
aún me derrumbo
sin gloria ni temor
cuando pienso tu sexo,
tal vez con otros,
-al fin estremecida-
pensaste en mí
y te vieron vacía,
tal vez estabas
conmigo, sosteniendo
mi cabeza, mirando
que ese otro no era yo.

Últimamente
intento no saber
cómo tu espacio
llegó a ocuparse;
supe de una mujer,
-sirena aparecida-
ebrio espectáculo
en el que nunca
encayé marinero;
otra más solitaria
estableció sus redes,
el día entero
ardía su cabello,
a veces era
incomprensible
su distancia, silencio,
su piel, un astillero
donde asirse un momento,
siempre fue hora de partir
con ella a lado.

Sí, hubo otra mujer,
menos clara y más triste,
me forjó, quemó,
donde al final del viaje
mi cuerpo preguntó por ti.

Ella me conoció hueco.

Tú también me conociste
despellejado en tu mirada.

miércoles, noviembre 28, 2007

Desapego

Ya había preparado
especias y sahumerios
para sobrevivir
tu no presencia,
había marcado con vidrios
en el calendario
decisiones y voluntades,
dejé escrito sobre el agua
todo lo que quise que supieras
entre tus piernas
subiendo hasta tu boca,
pero no he podido,
y no sé si pueda
con tu silencio.

He tomado paliativos
contra la espera,
para no arrastrarte conmigo
ni perseguir tu distancia,
incendié las naves
y dejé que el viento
cayera sobre mi derrota,
pero el alba es amarga
y la noche disforme,
ahí mi soledad
se apea,
se afea
y sonríe.

Esta mañana te he visto
con toda mi miseria entre las manos:

Una palabra rota
en mis ojos desde que te deseo,
una voz anclada en las manos,
tu nombre, tal vez,
una brújula que no te pertenece.

Esta noche me he visto
a tu lado desnudo:

No hay nada que respirar,
no somos nadie.

domingo, noviembre 25, 2007

To fade inside you

Estar dentro de ti,
desconocida, amiga,
desmoronarme,
presenciar tu derrumbe,
su líquida ceniza.

Sostener tus caderas,
su travesía
de barco a la deriva
bajo trémula marea,
perder la brújula
presenciando relámpagos,
y del relámpago
nosotros luz, la fuerza
astillada, feroz.

Un nudo en el cuerpo,
el tuyo mis amarras,
tus brazos, cruz,
tus muslos desmesura,
vértigo abismo
donde transita
un látigo, disparo,
cegado, seco.

To fade inside you,
like a word, like a bird
in the middle of the evening,
as fog in the hands.

Lleguemos desbandados,
humedecidos, agrios,
déjate caer
hasta la última gota,
because we don't need
any language
pour comprendre le plaisir,
pour feel lo inevitable,
pour fulfill us slowly,
por still and steal,
you und mir
only.

jueves, noviembre 22, 2007

Deseo

¿Qué es el deseo?, ¿qué lo constituye?, ¿adónde nos lleva?, ¿desean lo mismo hombres y mujeres?
Estos apuntes de vuelo, iniciados originalmente como un proyecto sin rumbo determinado, es decir, desde un inicio supe desde dónde despegar y qué rutas de vuelo seguir, pero aún no es tiempo de aterrizar.
Durante estos días he reflexionado acerca del deseo (no pregunten por qué, eso está claro). El deseo, como acto, es violento. El deseo, como pensamiento, ilusión. Uno comienza deseando aquello que carece, pero que conoce. Se empieza por una suerte de sed vacilante que puede confundirse con el amor. Aquí me detengo porque, para seguir avanzando en el tema, hay que tener muy claro que son dos cosas totalmente distintas. Con esto no quiero decir que no se pueda desear y amar al mismo tiempo, por supuesto que es viable. Sin embargo, los seres humanos -y en especial en ciertas culturas y tradiciones como las latinoamericanas- suelen confundir el deseo del cuerpo del otro con el deseo de sentirse amado por el otro.
Una vez aclarado este punto, doy rienda suelta a una serie de ideas y desatinos que he tenido en los últimos días. Para comenzar, ¿qué es el deseo?, ¿qué sensación nos produce? No hay que negarlo, todos hemos sido víctimas -y victimarios- de esta lengua que soborna y quema al cuerpo. Es como sentir que toda la sangre corre en dirección opuesta, una sensación de espadas cayendo por la nuca, la interminable cólera que nos arrastra y empuja hacia el otro, y ahí vamos, atravesando sus desiertos, agonizando una y otra vez. Nuevamente pregunto, lectores: ¿qué es el deseo? Es, a mi parecer, aquello que necesitamos del otro, aquello que le rogamos y le exigimos al otro, aquella locura y trémula sensatez de sentirse vivo, porque el deseo invita a vivir, a vivirnos, a presenciar al otro.
El deseo nos lleva irremediablemente a la obsesión, a la frustración o al desembocamiento de fuerzas incluso desconocidas a nosotros mismos. Hablo de obsesión en un plano donde el deseante no se plantea otras vías de desear sino sólo una, se ciega a sí mismo, se habla a sí mismo, arma y juega con sus ideas en un círculo que no se atreve a abrir a nuevas posibilidades, en este caso el deseante no se vuelve más que una víctima de su propia incapacidad de comprender al deseo. De frustración hablamos cuando el deseo se queda en el pensamiento, en la idea y, por consiguiente, en la ilusión. El deseo para que exista, para que respire, debe ser pensamiento y acto. Si el deseo se estanca en el imaginario inerme de la timidez o la prohibición, la ilusión pronto muta a desilusión, por tanto se ve frustrado, lo que conlleva a la ira con uno mismo. El desembocamiento del deseo, a mi parecer, es lo más sano de los tres puntos. Es un círculo. Esto significa que es una mezcla de idea (donde comienza el deseo, la fantasía) y el acto (el llevar o intentar llevar el deseo a una realidad táctil). Todos hemos fantaseado con el otro o los otros que nos rodean. En este punto, es preciso mal parafrasear a Milan Kundera. En su libro "La insoportable levedad del ser", explica que por la calle uno puede ver y desear a los otros, es normal, es un acto común, eso es un deseo cualquiera. El deseo del amor es distinto, es querer dormir junto al otro. ¿Por qué dormir es más íntimo para Kundera y para muchos otros seres humanos? Porque el acto sexual es durante la vigilia (o eso quiero pensar, ya que he escuchado otras historias interesantes donde alguien se duerme y el otro aprovecha el momento), y durante la vigilia es posible defenderse, uno tiene la posibilidad de acariciar o de herir al otro. Durante el sueño no sucede lo mismo, si bien es un pacto con el otro compartir la cama o donde sea que se duerma, durante el sueño no hay medio posible de defensa. Es decir, uno está terriblemente indefenso ante el otro. El otro puede disponer de uno, y aquí está ese pacto que no se dice pero sí se aprueba de cerrar los ojos junto a otro. Cerrar los ojos, no mirar a nuestro alrededor, ya supone un soledad hacia nosotros mismos. Porque el abrir los ojos, mirar lo que está cerca, lo que está lejos, es acariciar las cosas, acariciar al otro sin que lo sepa. Ahora bien, el cuerpo descansa, de sí mismo y de los demás durante el sueño. No hay mecanismo de defensa ante una posible agresión. Esto, a mi parecer, es lo que explica Kundera en dos o tres líneas en su novela.
Los hombres desean y las mujeres también. Sin embargo, la educación hace que estos deseos, de ser simples ideas, pasen al acto de manera totalmente distinta. En una serie de misivas con un gran amigo de Ecuador, me afirmaba algo que no había podido expresar con mis propias palabras. El asunto en cuestión, el deseo. En resumen, las mujeres deciden cuando salir, cuando pasear, cuando besar, cuando tener sexo, cuando acariciar, pero también deciden cuándo abandonar. Es decir, la mujer tiene una capacidad de decisión en materia erótica, que no sólo la concede nuestra actual sociedad sino la historia, porque la mujer sacrifica más que el hombre cuando decide relacionarse. Esta capacidad de decisión le da poder a la mujer (no nos meteremos por el momento en cuestiones religiosas, que influyen muchísimo en este aspecto, según lo que se profese, además de que esos temas, al que suscribe, le provocan roña y mareos agudos).
Los hombres insisten, se acercan, buscan, hallan maneras de tender redes hacia las mujeres. Es complejo determinar hasta qué punto la mujer realmente decide. Para fines de este intento de ensayo, hablaremos en términos sencillos de que los hombres arriesgan más, pero si el lance sale bien, es decir, si "ligan" o la mujer cede a las pretensiones masculinas, éstos últimos no sacrifican nada.
He aquí lo importante: Mientras unos arriesgan, las otras sacrifican. Si alguien no está de acuerdo, es validísimo y me gustaría saber su opinión al respecto. Si a alguien se le ocurren más cosas entre hombre y mujer, favor de decirlas. No abundo por ahora en el tema ya que tendría que hablar de mi propio yo, y no sería muy sano ni para mí ni para el lector.
En conclusión (por el momento), el deseo se vuelve una metáfora de nuestras fantasías, y el acto, poderlo llevar a cabo, una búsqueda parecida a la sed y al naufragio, la soledad y la luz.

miércoles, noviembre 21, 2007

Poema para día lluvioso

Poner fin al deseo,
volver pájaro en perro,
hacer que una piedra ame,
hablar mordido.

Detener al deseo,
bajarle los calzones
a las estrellas,
saber de furia y mierda,
pero también
serena lejanía.

Que nadie toque
ni perturbe mi puerta,
que nadie venga
con rosas, nalgas,
ni nada que no sea
una canción,
un sueño viejo,
o una palabra honesta.

domingo, noviembre 18, 2007

Oración para tres

No mentiré,
más que tu compañía,
tus besos, manos, pies,
echo de menos
la taza de café,
tus labios cerca,
asomándose.

No mentiré,
no dejarás que mienta,
fuimos en la cocina
y de la noche
amantes monosílabos,
únicos, monocordes.

No mentirás,
testigo fui
de ciega desmesura,
tus dudas, desamores.

No mentirás,
no dejaré que mientas,
atestiguaste
mi dolor, mi abandono,
yo te ofrecí
todo y nada, la sed
con su terrible náusea,
tú me ofreciste
lid, perdonar,
pan sin promesas,
guerra sin tregua,
tempestad y naufragio,
el hoy y su después,
el pasado mañana
indeciso, pospuesto.

No mentiré,
ya volverás.

martes, noviembre 13, 2007

De madrugada

Aquellos tiempos
que supimos llorar,
se han ido, corazón.

Hacia la madrugada
presiento tus caderas
y el largo olvido
que transita tus manos,
un violín por tu espalda
se abre a un llanto,
como si la piel
tuviera aliento,
y no sólo supiera
su idioma de caricias,
porque el deseo
ha encendido tu cuerpo
bajo la más amarga
de las premisas,
donde no ama uno, dos,
sino de tres la muerte
y sus bellas aristas.

De noche llegas
pero ya no te espero,
ya no persigo.

Hacia la madrugada
he visto encender
tus horizontes,
hemos bailado
como pájaros
describiendo el oleaje,
porque bajo tu aroma
y en picada
el asalto a tu cuello,
exquisita la guerra
volcánica y eléctrica.

Hacia la madrugada...
Sólo tu cuerpo.

jueves, noviembre 08, 2007

Ejercicio I

Que te escribo, volcando tus palabras,
los sonidos del cuerpo, tu tristeza,
y no estoy convencido, ligereza
como paz, como pan, y sin amarras.
--
Y escondidas, a punto de ser garras,
con disfraz de alegría o de pereza,
no me queda otro miedo, ¡qué entereza!,
¡qué bravura!... Resaca, falsas farras.
--
Acabemos con esto, en tu cama,
desgranemos el mundo, seamos vida,
avancemos eróticos la llama
--
que nos hunde, que invita, que asesina;
Ya desnuda, no digas que la que ama
bajo sábanas tristes es mi amiga.

domingo, noviembre 04, 2007

Ahora

Para ti me preparo,
Para pasar
Tranquilo tu abandono.
No pienso retrasar
Tu partida, tu adiós.

Mejor dame la mano
Pero sin besos dentro,
Sin contratos dispuestos,
Que estamos dando
El hoy, el cada día.
Puede que la distancia
Nos vuelva todavía
Aún más hermosos,
Perfectos monstruos
Que se encontraron
Con toda su miseria,
En un ahora
Donde ya simplemente
Se fosiliza
Desde el encuentro
Tu bienvenida,
Y al mismo tiempo,
Tus parques, la canción
Bajo tu cuerpo.

Para ti me preparo,
Para soltarte, amiga,
Pienso pasar
Ahora tu abandono
Sabiendo que sí existes.

martes, octubre 30, 2007

Imprecisiones

Mujer, yo veo
tu tristeza en las manos,
su avance hacia mi rostro;
tu cabello bandera
(encendido crepúsculo
que abre los ojos
al verbo abandono).

Mujer ala sirena
por tu piel ha encendido
el desierto su noche
por donde andamos
como volcanes,
su deriva, naufragios.

Junto a las costas
donde ayer acedamos
y ahora sólo ruinas,
un rumor de amor nuestro.

Mujer, no somos
ahora tan distintos,
en tus playas, hermosos,
cuando ciegos, malditos.

viernes, octubre 26, 2007

Atrasos

A veces, no lo sé,
espero tu respuesta
a una pregunta
que nunca te he hecho,
mueves las manos
y se detienen
dibujando un acorde
o una palabra,
entonces nos miramos
desafinados,
y tú te atreves
a preguntarme la hora
o a mirar mis zapatos,
entonces, lo sé,
también preguntas
algo que no sabré,
que jamás me dirás.

miércoles, octubre 24, 2007

Promenade

Si al menos, una vez,
me miraras, sonrieras,
adivinaras,
qué tanto digo
con mis ahogados gestos,
que cuando digo mesa
quiero decir nosotros,
sólo nosotros,
que si me acerco
y prometes la cena,
desde entonces respiro
la posibilidad
de que me digas quédate,
porque en esta tristeza
y su miseria,
en todo su abandono,
si al menos, una vez,
sin reservas, destiempos,
colocaras el largo
y solitario
buque que sopla
en otra tierra,
sobre mi arena
llegaría tu oleaje
roto, pisado,
con su rojo crepúsculo
recogido en tu nuca.

Si al menos, una vez,
te mirara, supiera,
adivinara,
que cuando dices libro
sólo quieres decir
estoy contigo.

lunes, octubre 22, 2007

En attendant

¿Cómo te voy a reconocer
cuando vuelvas a venir?,
¿por qué serás tú
que no otra
cuando alta la marea crepuscular
nos señale
hacia dónde vamos?

Ahora mismo andas por el mundo,
con tu vestido claro
o con ese abrigo
que aún no te pongo.

Yo,
ando sin tu mano y sin tu mundo,
sin tu nombre y sin nosotros,
sin nadie, sin tú, sin yo.

Cuando vuelvas a venir,
no habrá poema de bienvenida
y mucho menos
rosas sobre la mesa,
entra y desnúdate,
vacía tu tiempo por la casa,
aquí no hay retrasos
o reclamos innecesarios,
entra y permanece,
que te he buscado
desde Montale hasta Villaurrutia
donde, como si un fantasma te guardara,
te encuentro pero no te conozco,
no sé tu nombre y,
a pesar de todo,
otros ya te han llorado.

Cuando llegues
no hagas ruido,
enciende la radio
y escuchemos el largo olvido
que dejan tus pájaros,
desabrocha la voz
y cuelga en el perchero
todas tus incertidumbres,
que mañana sabremos
nuestros verdaderos nombres.

Entra,
mientras termino de acariciar
las cuerdas
por donde el cansancio
es agridulce llaga
que ha firmado tu presencia.

lunes, octubre 08, 2007

Miauen

Decidí ser poeta el día que se fue mi gato. No estaba debajo de la mesa ni durmiendo bajo la cama, tampoco lo hallé aventurero en la cocina ni encontré su felino rastro en la ventana. Se había ido.


Antes, cuando aún cada árbol era un trono y el césped su reino, un exilio parecido al odio pasó por mi infancia. La protesta, que aún no se sabía palabra, germinó en su forzado silencio.


Después, aquellas azules barcas y sus pescadores, rumores debajo de sus redes, y la dorada mezquita sobre el mar, alejada del desierto y su muda existencia, así hubieron grandes Plazas y catedrales a su vez, cada objeto cifrando su lírica.

Llegaron los mares, los grandes monstruos con sus motores y su pasajera melancolía. Arriba, donde dicen que hay un dios, no hay nada sino un sonido que acaricia la nostalgia. Atrás quedaron las piedras de los puentes, los ríos que se congelaron en invierno.

Decidí ser poeta sólo para rescatarles una mañana en que ya no encontré al felino culpable. Para cuando noté su ausencia, tenía diez años más encima, y los muebles en que solía afinar sus uñas de pronto se parecieron a mi voz cuando echaba de menos, y su rastro en la ventana también se parecía a todos aquellos recuerdos abiertos al final del verano, su hambre en la cocina y su sueño bajo la cama quedaron como todas esas personas que han visto amanecer -sin temor- al otro respirando, sin levantar la guardia, y felinamente derrotado.

domingo, septiembre 30, 2007

Monólogo

Volvamos a escribir
la palabra amor
sin esta orfandad
que nos desnuda.

Sin plumas
y encadenado al calendario,
se acerca.

Recojamos estos trozos
parecidos a la miseria,
cáscaras caídas,
travesía absorta de aquel filo
que éramos
y fuimos
cortando
atravesando
muriendo
tu cuerpo.


No pensemos sobre puentes
o ríos llenos de gaviotas,
que no hay nada detrás de ello,
sólo mira aquel retrato
aquella imagen sin color,
y ámame desde aquél,
el de entonces.

martes, septiembre 11, 2007

Poemas para el insomnio

Une pluie de septembre

*

Una palabra deletreada sobre el mar,
los soles a mitad del otoño,
y de negro y blanco ataviados
bajo viejas ebrias campanas,
lento estupor final
de quebrada gota.

Van desiertos como si el mundo
fuera el resguardo de lo asido.

Hacía días
donde en la fatiga
grabaron sus orígenes salinos,
recorridos por una sensación de espadas
y tibia estatua.

**

Marino coro
que subía y bajaba del aire
como si una planta fugaz
atravesara a media noche
(transparente)
canina desmesura,
y la lengua libando,
labeando,
lila, ala,
labio,
lejana lisura.

Su soledad cuerpo, dolor puerto,
atardecía separada con astillada voz,
y los verbos apenas acariciados
caían incompletos o desnudos
sobre un oleaje sin armadura.

***

Tristes pañuelos para amargos pies,
deshabitados amantes.


¿Qué fue de nosotros?

jueves, septiembre 06, 2007

Poemas para días tristes III

Coincidencia



Bienvenida,
Aún cuando faltes
O no estés.

Bienvenida eres
Porque no te esperaba.

Bienvenida
Porque existes.

Bienvenida eres
Donde mis entrañas
O cuando un pájaro en tus ojos
O cuando la marea en tu cuerpo
O cuando en pacifistas batallas
Rehacemos únicos el universo.

Bienvenida,
Siempre bienvenida
Porque sin querer apareciste,
Sin querer nos conocemos,
Y sin querer queriendo
Me quieres como te quiero.

Bienvenida

Salamanca, España.

Poemas para días tristes II

Solitude



Ahora
Que cetrinos viajes despidamos
No habrá más rencuentros.
Ya un aire,
Parecido al odio
Pero pleno
De algo llorado,
Canta abismos océanos.

Y un sonido
De perros en campana
Un demasiado
Que no comienza
Ni termina
Un Hasta Luego
Hipócritamente mal dicho
Un Te espero
Que tiene más de olvido

Un nomeolvides
Un no nosotros
Nunca

Poemas para días tristes

Saudade

Y estuve a punto de cambiar tu mundo,
De cambiar tu mundo por el mundo mío.
José Alfredo Jiménez


Es la hora en que se cierne carnívora y solitaria la tarde, es la hora en que abrazo la corrompida sed que me traga, es la hora en que la ducha me conduce a sacrificarte, es la hora en que tristes brazos se sienten indefensos del agua: Es la hora en que más te alejas, cuando ya sabes a pérdida. Y vuelvo a pasar por tu luto, con tu cuerpo, conmigo mismo que es la peor noticia. Es la hora en que nada nos da la gana, es la hora en que me arrodillo contigo sin que lo sepas, es la hora en que bebo infante toda la terrible ausencia que provocas, es la hora en que la poesía no sana, y de nada alivian los boleros. Es la hora en que estoy más yo que nunca, tan yo que me vuelvo a ti con el rostro sin carne.

lunes, agosto 20, 2007

Itinerario

·

Al alba y sin mapa de por medio,
sobre trémula geografía,
el descenso volcánico
hasta la vendimia abrupta
y su líquido grito.

Ahí,
donde oscurecen agrios
y no hay dioses.

Allí,
a la deriva
y sin carne.

Aquí,
estrangulados y vencidos.

··

Después,
los que ya fueron,
han de hallar barro
desde el recuerdo,
donde una noche entreabierta
palidece su mundo,
y no es sino la piel
-y no la memoria-,
invocada palabra
y amor con los muertos.

miércoles, julio 25, 2007

Apocalipsis zombie

¿Se han preguntado cómo sería el fin del mundo?, ¿una tercera guerra mundial?, ¿una catástrofe natural?, ¿un virus?

Hace poco navegando por la red, encontré por casualidad una novela en línea de un escritor español llamado M. Loureiro. Empezó como un diario blog, en el cual el narrador está en primera persona.

Apocalipsis zombie cuenta cómo caen los regímenes del mundo conocido hasta hoy. La historia comienza en España. A partir de una serie de hechos misteriosos -deben leer la novela para saber a qué me refiero- ocurridos en la lejana región de Daguestán, Rusia (sí existe esta zona, allá por Chechenia), el fin del mundo comienza: desorden a nivel mundial, caos en las calles, saqueos, asesinatos, anarquía total, la Unión Europea pierde la brújula y los Estados Unidos son incapaces de hacer algo para contener la situación.

Se pierden noticias de lo que sucede en Rusia, el cerco informativo crece en todo el mundo. Estalla una guerra entre Chile y Bolivia, los gobiernos de cada país cierran celosamente sus fronteras y los ejércitos toman el mando de la situación. Se crean los "puntos seguros" para focalizar a la población y protegerla... Pero es muy tarde ya, el fin del mundo no tiene freno. El caos generado por el cerco informativo ante lo que realmente sucede, la ignorancia ante la situación, crean un descontrol total ante lo que se avecina.

Con un ritmo ágil, provocador, descarado, brutalmente honesto y, sobre todo, realista, M. Loureiro crea un mundo hostil y salvaje, donde sólo el más fuerte sobrevive, o el que tiene más suerte, o el que se deshumaniza más.

No quiero contar la historia completa, parte de la narración es desgarradora, otra parte de la narración provoca el asqueo inmediato ante las situaciones que le suceden a nuestro protagonista: un abogado treintón, que para defenderse en las calles usa un traje de neopreno, un arpón, y en una mano lleva la caja con su gato dentro, y en la otra lo que tenga para defenderse, con una pequeña mochila que a duras penas lo ayuda a sobrevivir.

El abogado es un personaje que bien puede ser cualquiera de nosotros: con familia, trabajo, una vida cómoda pero sin lujos, una persona común y corriente. Sin embargo, los tétricos hechos que acontecen a su alrededor, desatan un mecanismo de supervivencia que todos tenemos: ganas de vivir.

No es un rambo el abogado, ni mucho menos un héroe. Es un cobarde, pero actúa cuando debe hacerlo. Es frágil, pero no se derrumba sólo porque en cada segundo se le va la vida.

Cada capítulo (¿o página de diario?) construye nuevos hechos que atan al lector a la silla (llevo tres días leyendo sin parar y estoy más que satisfecho con hacerlo), la historia es una mezcla de Resident Evil y Exterminio, pero va más allá. Cada lector puede imaginar y recrear sus propias situaciones, con la lectura tenemos la ventaja enorme de que cada quien saque sus más profundos temores y alimañas. Y créanme, es mejor que una película.

La obra ha tenido tanto éxito (inició en 2005) que en septiembre de 2007 será publicada por una editorial española, además de que con gráficos 3D se está desarrollando la serie para internet basada en la novela... Ojalá llegue al cine en manos de un buen director, seguro le mata la historia a Exterminio y a muchas otras películas apocalípticas.

Una lectura ampliamente recomendable, y más si dejan a su imaginación recrear los espacios lúgubres de los edificios, la soledad de estar vivo, la angustia de posiblemente ser el único ser humano a la redonda, el miedo de no tener con qué defenderse, la escacez de comida, y la locura que reina en el mundo de este escritor español... Que es escritor sin proponérselo. A personas como él, les agradezco que compartan su talento con lectores como yo.

Recomendaciones de lectura:

1. Busquen un traje de neopreno, o en su defecto, aquellas prendas con las que se sientan más seguros/as si el mundo llegara a su fin.
2. Si no tienen un arpón, busquen algo con qué defenderse.
3. Una linterna, cerillos, encendedor y todo lo que haga luz.
4. ¡Tengan comida de conservas a la mano!, les harán falta.
5. Prepárense ante lo inevitable.
6. Tengan un gato a la mano.
7. Estén alertas.
8. El miedo es un sentimiento natural, domínenlo.
9. No se queden a la deriva, y menos en la noche. Encuentren pronto dónde guarecerse.
10. Sobrevivan.

http://mundocadaver.livejournal.com

domingo, julio 01, 2007

Ultimismos

Han venido con furiosas astillas,
Con sus nombres de vidrio hostil
Sobre ti,
¡Apunta conmigo!,
Vamos al frente desde ahora.

Viraje a tu itinerario,
Fuego y cal sobre tus huesos.
¿A quién dirigir toda la garganta, fallida Penélope,
Si nadie avanza ni tu sombra queda?

Arden o se hunden y pálidos naufragios y marinos
O tristes anémonas perdiendo algún astro
O la botella a medio ahogar y el largo crepúsculo
De húmedas mariposas
Cenicientas o cristalinas rodando y destruyéndose
Inermes y de reinos perdidos y grandes países
Lejanos.

Desangrada niebla sacude las ruinas,
Antes una lluvia nocturna parecida a una fila de cometas,
Cuidada,
Amanecía sin horrores en las alas. Dormía.
Así venían todos esos caníbales perros,
Envidiosos,
Pisando espumosa alba:

Y su largo luto sobre los hombros
Y su boca abriendo camino a la tormenta
Y su cuerpo un arado interminable
Y sus ojos oliendo todo a su paso
Y la caricia dibujada como radiografía sobre arena
O sedosa sal desprendiéndose sin odio ni rencor

Ah el sonido del mar moribundo
Ah las imprecisiones del cauce dado
Ah el luto vencido

Octubre
Cae con sus canarias gotas del calendario
Y su silencio a quemarropa
Violento
Larga travesía:
Hasta siempre, corazón.
París

lunes, junio 18, 2007

Un día menos

Hacía mucho que no llamaba. Dejó un mensaje de voz en la contestadora: me voy a morir. La voz le pareció conocida. Sí, era ella, la chica de la oficina con la cual salía hasta hacía poco. Impaciente, devolvió la llamada pero nadie contestó. Volvió a llamar, nadie respondió. Dio vueltas por la desordenada habitación, todo estaba en calma, como si nada pasara. Afuera algunos niños jugaban con globos llenos de agua, un perro cagaba en la acera de enfrente, y un coche pasaba a toda velocidad.

Salió de casa, dejando la puerta abierta. Corrió hasta la parada de autobuses. Ninguno pasó. Anochecía. Desesperado, volvió a llamar. Esta vez ni siquiera hubo tono de llamada del otro lado.

¿Estaría muerta? Le parecía en ese momento algo absurdo. ¿Cómo se iba a morir?, ¿por qué? No, no era tiempo aún. Pensaba en volver a verla. Había planeado llevarle a cenar o pasar por ella a su cubículo con alguna extraña excusa.

Era de noche. Por la calle no había nadie. Una tranquilidad inútil irrigó su cuerpo. Se sentó en una banca cerca de un parque cercano a su casa. Se mordió las uñas, imaginando cómo murió Berta. Decidió ir hasta su casa corriendo. Tardó más de media hora, aunque no corrió ni quince minutos porque no había hecho ejercicio en varios meses. Al fin llegó al lugar. Tocó el timbre y nadie abrió. ¡Berta!, gritaba una y otra vez. ¡Berta, contesta! Las luces del departamento seguían apagadas.

Llamó a la policía. Le dijeron que llenara un formulario de búsqueda de personas desaparecidas, porque no podían entrar a una casa sin razón alguna. Además le pidieron el número de la persona a buscar, por quéla buscaba, hace cuánto tiempo no sabía de ella, y una serie de preguntas menores que son dignas de una burocracia inútil. Tardó media hora en llenar los papeles y media hora en hacer entrar en razón al empleado de gobierno en turno que ella había dejado un mensaje, que él la llamó, la buscó y no la encontró. Cuando pudo salir de allí, se dirigió al metro, pero estaba cerrado. ¡Mierda, lo que me faltaba!, pensó. Maldijo al aire sin gritar, metió las manos a las bolsillos del pantalón y caminó a casa.

Era de madrugada. La policía llamó diciendo que no procedía su solicitud de búsqueda. Abordó un taxi, en voz alta dijo: putísima madre. El taxista lo miró por el retrovisor e hizo una mueca incomprensible. Tomó la calle de la derecha en la avenida equivocada, debía ser a la izquierda. Es por aquí, dijo tranquilo. El taxista lo miró de nuevo por el retrovisor e hizo algún sonido con la lengua y los dientes. ¿Qué no oye?, dijo con voz más seria. El taxista siguió de frente. ¡Con una chingada, para aquí! El taxista lo miró por el retrovisor, se detuvo. Ambos se quedaron en silencio. Mira, no quise insultarte. El taxista seguía mirándolo por el espejo. Es que he tenido una noche muy larga, explicaba. El taxista dejó de mirarlo y se encogió de hombros, miró hacia el fondo de la calle, no había nadie. Mientras más excusabas daba y trataba de entender el mensaje de voz "me voy a morir", menos comprendía qué sucedía. Sacó algo de dinero del pantalón, era la cantidad exacta a pagar. Bajaba del coche cuando una bala atravesó su cabeza. Un hoyo a la altura de la oreja atravesó su cráneo hasta salir a la altura de la mandíbula. Su cuerpo quedó tendido contra la banqueta. Su mirada parecía haber perdido brújula, pero no sentido. Parecía despedirse entre la sangre. Yo también tuve un muy mal día, dijo el conductor del taxi. Registró los bolsillos del muerto, encontró algo más de dinero y lo guardó en la guantera del coche. Abandonó ahí el cadáver.

La policía llegó después de que los perros ya habían olido el cadaver, después que los vecinos habían puesto dos veladoras para que el alma del cuerpo descansara en paz, después de que la ambulancia esperara a los peritos para que hicieran su trabajo. Uno de los policías metió las pertenencias del joven en una bolsa. Su teléfono vibró. Era un mensaje de voz de la estación de policía a la que él habia acudido y otro de la voz que afirmaba se iba a morir: La persona a la cual busca le llamamos y ya la encontramos. Ella no dejó el mensaje de voz. Está en casa de su madre; lo siento, me equivoqué de número. Era una broma, nadie va a morir. Que tengas un excelente día.

domingo, junio 17, 2007

Octubre-enero

Toi
Morte, caresse,
Angoisse.

Amour:
le tien
le mien,

tes mains,
demain,

jamais plus.

viernes, junio 15, 2007

Preguntas (no) inútiles

Este ¿cuestionario? lo envió Edgar A. Mora, y nunca lo contesté. Me encontré gratamente, hace unos minutos el blog del poeta, narrador y amigo Arturo Sánchez Meyer. Así que decidí husmear entre sus palabras y encontré los siguientes incisos que decidí responder con canciones de José Alfredo Jiménez (Arturo lo respondió con lírica de maestro Joaquín Sabina).

1. ¿Eres hombre o mujer?

Pero sigo siendo el rey
-El rey

2. Descríbete

Descendiente de Cuauhtémoc,
mexicano por fortuna
-El Hijo del pueblo

3. ¿Qué sienten las personas cerca de ti?

Si te acuerdas de mí, no me menciones,
porque vas a sentir amor del bueno.
-Un mundo raro

4. ¿Cómo te sientes?

Soy marino y vivo errante,
cruzo por los siete mares
y como soy navegante
vivo entre las tempestades,
desafiando los peligros
que me dan los siete mares.

[...]

Me dicen el siete mares
porque ando de puerto en puerto
-El siete mares

5. ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?

Qué bonito amor
qué bonito cielo
qué bonita luna
qué bonito sol.

Si algo en mí cambió
te lo debo a ti,
porque aquel cariño
que quisieron tantos
me lo diste a mí.

Qué bonito amor
-Qué bonito amor

6. Describe tu actual relación con tu novio/a

No hay

7. ¿Dónde quisieras estar ahora?

No pases por Salamanca,
que ahí me hiere el recuerdo
-Camino de Guanajuato

8. ¿Cómo eres respecto al amor?

No hace falta que salga la luna
pa' venir a cantar mi canción
ni hace falta que el cielo esté lindo
pa' venir a entregarte mi amor.

[...]

No te importe que venga borracho
a decirte cositas de amor,
tú bien sabes que si ando tomando
cada copa la brindo en tu honor.

No te puedo decir lo que siento,
sólo sé que te quiero un montón,
y que a veces me siento poeta
y vengo a cantarte mis versos de amor.
-Serenata sin luna

9. ¿Cómo es tu vida?

Cuatro caminos hay en mi vida,
¿cuál de los cuatro será el mejor?
-Cuatro caminos

10. ¿Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?

Olvídate de todo, menos de mí,
y vete a donde quieras
pero llévame en ti.
-Para morir iguales

11. Tu sueño más elaborado:

Vámonos, donde nadie nos juzgue,
donde nadie nos diga qué hacemos mal,
vámonos, alejados del mundo,
donde no haya justicia ni leyes ni nada,
nomás nuestro amor.
-Vámonos

12. ¿Cómo eres respecto a la soledad?

Ando volando bajo,
mi amor está por los suelos,
y tú tan alto, tan alto,
mirando mis desconsuelos.
-Tú y las nubes

13. Tu recuerdo más latente:

Te vi llegar
y sentí la presencia de un ser desconocido.

Te vi llegar
y sentí lo que nunca había sentido.

Te quise amar
y tu amor no era fuego,
no era lumbre.

Las distancias apartan las ciudades,
las ciudades destruyen las costumbres.

Te quise amar
y pediste que nunca,
que nunca te olvidara.

Te dije adiós
y sentí de tu amor
otra vez la fuerza extraña,
y mi alma completa
se me cubrió de hielo
y mi cuerpo entero
se llenó de frío,
y estuve a punto
de cambiar tu mundo,
de cambiar tu mundo
por el mundo mío.
-Las ciudades

14. Una imagen triste:

Me cansé de rogarle,
me cansé de decirle
que yo sin ella
de pena muero.
Ya no quiso escucharme,
si sus labios se abrieron
fue pa' decirme: ya no te quiero.

Yo sentí que mi vida
se perdía en un abismo,
profundo y negro,
como mi suerte.

Quise hallar el olvido
al estilo Jalisco,
pero aquellos mariachis
y aquel tequila
me hicieron llorar.

Me cansé de rogarle,
con el llanto en los ojos
alcé mi copa
y brindé con ella.
No podía despreciarme,
era el último brindis
de un bohemio con una reina.

Los mariachis callaron,
de mi mano sin fuerza
cayó mi copa
sin darme cuenta.

Ella quiso quedarse
cuando vio mi tristeza,
pero ya estaba escrito
que aquella noche
perdiera su amor.
-Ella

15. Una imagen del futuro:

Amanecí otra vez entre tus brazos,
y desperté llorando de alegría.
-Amanecí entre tus brazos

16. Escribe una cita o frase famosa:

Te vas porque yo quiero que te vayas,
a la hora que yo quiera te detengo,
yo sé que mi cariño te hace falta,
porque quieras o no
yo soy tu dueño.
-La media vuelta

17. Ahora despídete

Déjame llorar de pena
por si no te vuelvo a ver.
-Virgencita de Zapopan

lunes, junio 04, 2007

Centro histórico

Detrás de cada ahogado,
mar adentro hacia sus naufragios,
ruidos de amargos cristales,
su claustro rigor
libando nacida burbuja.

Cegados marinos ascienden,
sus voces, a tropel,
sonámbulo ronquido de barcos,
esperan en los andenes de madera
izar pálidos y oscuros viajes
con sus distorsionados reflejos,
el otro tú, el otro yo,
el otro vuelto a hacer.

Los náufragos buscan tierra,
alta mar les sobra suelta
y sus ojos aún son puertos
de aparecidas
y despeinadas
gaviotas.

martes, mayo 29, 2007

Aprendiendo idiomas (el oído)

Entran desnudos
al oscuro tunel
pronunciado.

Al principio se acedan
en su concha,
señores solitarios.

Bajo su sonora mirada,
amanecen sus sílabas
cuidadas.

Lloran confundidos
en su claustro,
prisión ciega.

Y un día,
como quien descubre
que el otro del reflejo
es sí mismo,
permanecen desnudos
con iluminados faros:
como agua
brotan las palabras,
copulan indefinidamente,
se fosilizan.

sábado, mayo 26, 2007

Fijaciones

Llevo medio día
viendo sus largas piernas
porque no me importan
su rostro o sus manos
o sus caderas.

Llevo medio día
siguiendo sus muslos gacela,
felina y mujer,
porque no me interesan
sus palabras o sus pechos
o su amor.

Llevo medio día
persiguiendo su entrepierna,
pero he descubierto
que una conspiración
entre falda,
ángulos
y sombra,
han censurado mi conquista.

viernes, mayo 25, 2007

Insomnio

Nos miramos.
Silencio.

Sin palabras
lo has dicho completo:
toda una vida.

Cruzamos puentes, la nieve nos alcanza,
abandonamos ciudades,
entramos a esa enorme mezquita
abrazada por el Atlántico:
el tiempo nos atrapa.

Apenas iniciamos este recorrido
y es la fatiga o el desamor,
tal vez será que los pájaros se calcinan
bajo tornasoles de río
o simplemente que la estatua colorida
inicia su desfile solitario
hacia la gran boca que lo llamó
¡náufrago!, ¡desesperado!,
¡aquí estoy!

Cáscaras de insomnio,
los absurdos de quienes no serán.

Te tomo en tu prisión rectangular,
pareces moverte estrangulada.

Ya lo hemos dicho todo,
es tiempo de guardarte
detrás de cada agrio reino
sumergido.

lunes, mayo 21, 2007

Espejo

Hacia el fondo de tus ojos
he visto mi muerte;
como en la ceniza del sexo,
he visto mi piel
sin carne en tu mirada.

Comprendo la infinita sílaba
que amanecía sobre tu cadaver respirando:
triste pulso
o el botón de tu ombligo
a la deriva.

Sé que vas a morir,
pero en algún punto del mundo
-hoy o mañana-
en los otros moriremos,
ciega cópula:
luminiscencia.

Sé que mor-irás,
pero no habré de enterrarte,
no lloraré tu raíz,
dejaré que mis manos
sean aquellas que te miraron a oscuras,
y los ojos, una vez más,
aquellos que te tocaron silenciosos,
porque ya te has muerto,
te has muerto
y para eso
el dolor no es suficiente.