lunes, mayo 21, 2007

Espejo

Hacia el fondo de tus ojos
he visto mi muerte;
como en la ceniza del sexo,
he visto mi piel
sin carne en tu mirada.

Comprendo la infinita sílaba
que amanecía sobre tu cadaver respirando:
triste pulso
o el botón de tu ombligo
a la deriva.

Sé que vas a morir,
pero en algún punto del mundo
-hoy o mañana-
en los otros moriremos,
ciega cópula:
luminiscencia.

Sé que mor-irás,
pero no habré de enterrarte,
no lloraré tu raíz,
dejaré que mis manos
sean aquellas que te miraron a oscuras,
y los ojos, una vez más,
aquellos que te tocaron silenciosos,
porque ya te has muerto,
te has muerto
y para eso
el dolor no es suficiente.

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