domingo, septiembre 20, 2009

Astros

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navaja
y la noche relámpago.
- Octavio Paz


Enciérrame en tu marea
y apágame en ella,
que sea como un puño
mordiendo flores
y, en su latido,
amartillarme a ti.

Ahógame al alba,
en su imantado secreto,
en el baile de sus hojas,
en su precipicio.

A mis llagas,
párvulo vuelvo mi rostro
para buscarte
en mi madrugada,
mis dedos se contristan
en vacío vuelo,
y vuelven a su duelo
de no poder hallarte.

Vendré a tu encuentro,
a nuestra dulce guerra,
felino tacto
y su huella oleaje.

Camina descalza y aparece
donde menos lo espere,
tus pies serán peces
en busca de mis pies fríos.

Trae todos tus minerales,
alárgate conmigo en la noche.

La piel del silencio

Somos un tiempo indefinido,
una palabra a media voz,
tal vez el ruido de algo fugaz,
la sombra de lo tocado,
memoria de un laberinto
del cual sería mejor
nunca salir.

Hay paréntesis que no buscamos,
resquicios que atesoramos
y que, sin dedos,
nos tocan felinamente.

Así paso mi mano
por estas palabras,
mi verbo que ahora te pertenece,
así puedo acariciarte,
estar contigo
sin que lo sepas.

viernes, septiembre 18, 2009

Primera llama(ra)da

Devuélveme la noche
bajo tu dulce imán,
abraza mi mano
con tus dedos endiosados,
déjame hundir mis naves
en tus parques,
ir a la deriva por tu litoral,
hallar despierta tu sed
bajo nuestro secreto
de húmedas calles.

Respondo a tu presencia,
a tu luz traida de lejos,
ignotas tierras
que acariciaron
por siglos tus imperios
y ese oleaje silente
y su vuelo al mirarme.

¿Cuándo cruzarás mis fronteras?,
contigo dejó de tener nombre
mi sol-i-loquio,
dejaron de gotear y postergarse
las estrellas a tu encuentro.

Ven a mí,
ahoguémonos lentamente
en nuestro reinado de labios,
ilumina conmigo este desierto,
enciende tus naves apretada a mí,
sálvanos.

miércoles, septiembre 16, 2009

Independencia

Vuelvo intacto a tu laberinto,
a los entresijos de lo pronunciado,
te dejo las murallas, los cañones,
me pertenece el asedio
y su infinita y agria pólvora,
el amasijo de sangre y jazmín.

La conquista fue sólo un episodio,
árbol que continuamente se reinventa
al tiempo que se marchita.
Fue así como hace tiempo
he relegado las bayonetas
para mejores combates,
sólo para descubrir
que seguimos descarnados
en nuestro señorío solitario.

Anda, mi momento pasó
como tierno verano
tras una estatua ruina,
ya sólo, sin manos,
persigo tu bandera,
tu herida.