Descifro este vacío
Como un estertor
Que aún nadie alerta.
Pasa la luz en las ventanas,
El polvo que se acumula
En las cornisas,
El batir del día,
La cocina dormida,
La seriedad de los sillones.
Voy ebrio de ti,
De mí, con ti,
Sin ti,
Contigo.
Aprieto sin amarras
Rotos pájaros,
Andan sin zapatos
A un solo pie
Escrutando pedregosa soledad,
Allá en lo alto,
En oscuras ramas,
Los he visto sin brazos.
Al alba madruga
Esta sin voz de la casa,
Su tarde sin cortinas
Y de puertas abiertas,
Es tanto a mí
Como una voz en la arena.
Frente a mí,
Sin destrozarse
Juegan los niños,
Los vecinos cantan
Y sus voces
Una agonía ridícula
Como las blancas sillas
Desde donde abrazan su ayer:
Quisiera tener un gato
O volverme gato,
O querer como gato
Y brincar somnoliento
Como un rumor sobre los tejados,
Mirar el agua y jugar a no ser yo,
Acicalar innombrables memorias
Agazapado en una esquina,
No tener que hablar de mí
Y jugar con la arena de las cortinas
Descorazonado,
Ronronear tu ausencia
Y acaso arañar el vacío
Con las orejas.
De niño nunca me dijeron
Por qué no podía ser gato,
Por qué no podía amar felino,
Creí que podría esconderme
En los armarios
Acariciando estas llagas,
Que bastaría un parpadeo
Para ser invisible,
Un maullido para entenderme.
Ahora canto bossa nova
Aunque las cornisas desconfíen de mí,
Los fantasmas que persigo
Preparan sus arcos y lanzas,
Y yo,
Alisto las garras que no tengo
Para recibirte,
Desmoronando tus ronroneos.
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