A nuestro tibio movimiento de fugaces peces
Le sorprende espeso rumor de heridas gaviotas,
Pálido licor cuidado, cristalina marcha de apretados labios.
Y de tus ojos, la noche
Recorre sus tinieblas hasta mi vientre.
He dicho que podría amarte
Y ya rompe contra mí tu oleaje.
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