viernes, abril 04, 2008

Jardín de medianoche

A nuestro tibio movimiento de fugaces peces
Le sorprende espeso rumor de heridas gaviotas,
Pálido licor cuidado, cristalina marcha de apretados labios.


Y de tus ojos, la noche
Recorre sus tinieblas hasta mi vientre.

He dicho que podría amarte
Y ya rompe contra mí tu oleaje.

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