miércoles, abril 16, 2008

L'espoir

Cuando te fuiste, la ciudad se quedó sola,
llena de mercados, de frutas,
de perros e histéricos coches,
habías paseado conmigo entre sus calles,
compraste dulces y les dejaste tu alegría,
porque mi tristeza es alegre,
su alegría consiste en esperar,
en andar por sus barrios
como andar por tu cuerpo.

Ahora que no estás,
no te fuiste por completo,
algo de tu sombra
quedó atada a la mía,
y aún encuentro tus cabellos
jugando a esconderse entre mi ropa.

Te espero más allá de esquinas y de libros,
te he esperado más allá océanos y ciudades,
te esperaré porque eres el fin del laberinto.

Cuando bajes del tren o a ti venga el tren,
cuando me beses y te lleves mi tristeza,
entenderé el intercambio amoroso
que hemos pactado en silencio:
tú te llevarás mi tristeza, porque es tuya,
no mía;
yo me llevaré tu dolor, porque es mío,
no tuyo;
pero nos quedaremos la alegría,
la que nos llama por teléfono en días de lluvia,
la que llora sentada sobre la cama su dicha,
la que unió nuestras manos
cuando todavía respiraba marzo,
aquella que te quiere aunque estés lejos,
ésta que comienza a amarte,
ésta que es en el espejo
todo lo que somos nosotros,
esa alegría es un minino,
esa alegría cae de los bosques,
esta alegría la vivieron tus padres,
la vivieron los míos,
la han sentido los trenes yendo y viniendo,
la tenemos tú y yo,
bajo su guardia
participas de mi día,
bajo su brazo
doy el deseo, el verbo y mi raigambre.

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