martes, mayo 29, 2007

Aprendiendo idiomas (el oído)

Entran desnudos
al oscuro tunel
pronunciado.

Al principio se acedan
en su concha,
señores solitarios.

Bajo su sonora mirada,
amanecen sus sílabas
cuidadas.

Lloran confundidos
en su claustro,
prisión ciega.

Y un día,
como quien descubre
que el otro del reflejo
es sí mismo,
permanecen desnudos
con iluminados faros:
como agua
brotan las palabras,
copulan indefinidamente,
se fosilizan.

sábado, mayo 26, 2007

Fijaciones

Llevo medio día
viendo sus largas piernas
porque no me importan
su rostro o sus manos
o sus caderas.

Llevo medio día
siguiendo sus muslos gacela,
felina y mujer,
porque no me interesan
sus palabras o sus pechos
o su amor.

Llevo medio día
persiguiendo su entrepierna,
pero he descubierto
que una conspiración
entre falda,
ángulos
y sombra,
han censurado mi conquista.

viernes, mayo 25, 2007

Insomnio

Nos miramos.
Silencio.

Sin palabras
lo has dicho completo:
toda una vida.

Cruzamos puentes, la nieve nos alcanza,
abandonamos ciudades,
entramos a esa enorme mezquita
abrazada por el Atlántico:
el tiempo nos atrapa.

Apenas iniciamos este recorrido
y es la fatiga o el desamor,
tal vez será que los pájaros se calcinan
bajo tornasoles de río
o simplemente que la estatua colorida
inicia su desfile solitario
hacia la gran boca que lo llamó
¡náufrago!, ¡desesperado!,
¡aquí estoy!

Cáscaras de insomnio,
los absurdos de quienes no serán.

Te tomo en tu prisión rectangular,
pareces moverte estrangulada.

Ya lo hemos dicho todo,
es tiempo de guardarte
detrás de cada agrio reino
sumergido.

lunes, mayo 21, 2007

Espejo

Hacia el fondo de tus ojos
he visto mi muerte;
como en la ceniza del sexo,
he visto mi piel
sin carne en tu mirada.

Comprendo la infinita sílaba
que amanecía sobre tu cadaver respirando:
triste pulso
o el botón de tu ombligo
a la deriva.

Sé que vas a morir,
pero en algún punto del mundo
-hoy o mañana-
en los otros moriremos,
ciega cópula:
luminiscencia.

Sé que mor-irás,
pero no habré de enterrarte,
no lloraré tu raíz,
dejaré que mis manos
sean aquellas que te miraron a oscuras,
y los ojos, una vez más,
aquellos que te tocaron silenciosos,
porque ya te has muerto,
te has muerto
y para eso
el dolor no es suficiente.