Algo que ya no fue
ni fuego ni aire,
últimas las palabras
ante la ruina
y todo abandonado,
lamida llaga
sin dientes ni coraza.
Consumida tristeza,
extinta espuma
que canina fue amada.
Distancia que acabó
de mi mirada
insondables hogueras.
Y nos gritamos:
¡Ya no más guerras!
¡Ya no más bruma!
¡Ya no más nada!
Buscábate llagado,
hundido en tu carne,
cristalina costra
como un círculo
ciego sin nombre.
Dolido de tu silencio,
oscuro traje
que roto canta
una amarga alegría.
El amor era
palabra inexpugnable,
ebrio rocío
sin tapias ni escaleras;
pero los besos
que no entienden las manos,
urgida noche
donde alcanzaba
tu rubia luz,
recibía tu estatua,
vacío desapego;
pero no has visto
qué calcinado voy.
Ruego que alguna noche
tengas piedad de ti,
sálvanos.
1 comentario:
Diferente para ser tú, ¿no, Memo? Pero igual de bueno.
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