domingo, septiembre 30, 2007

Monólogo

Volvamos a escribir
la palabra amor
sin esta orfandad
que nos desnuda.

Sin plumas
y encadenado al calendario,
se acerca.

Recojamos estos trozos
parecidos a la miseria,
cáscaras caídas,
travesía absorta de aquel filo
que éramos
y fuimos
cortando
atravesando
muriendo
tu cuerpo.


No pensemos sobre puentes
o ríos llenos de gaviotas,
que no hay nada detrás de ello,
sólo mira aquel retrato
aquella imagen sin color,
y ámame desde aquél,
el de entonces.

martes, septiembre 11, 2007

Poemas para el insomnio

Une pluie de septembre

*

Una palabra deletreada sobre el mar,
los soles a mitad del otoño,
y de negro y blanco ataviados
bajo viejas ebrias campanas,
lento estupor final
de quebrada gota.

Van desiertos como si el mundo
fuera el resguardo de lo asido.

Hacía días
donde en la fatiga
grabaron sus orígenes salinos,
recorridos por una sensación de espadas
y tibia estatua.

**

Marino coro
que subía y bajaba del aire
como si una planta fugaz
atravesara a media noche
(transparente)
canina desmesura,
y la lengua libando,
labeando,
lila, ala,
labio,
lejana lisura.

Su soledad cuerpo, dolor puerto,
atardecía separada con astillada voz,
y los verbos apenas acariciados
caían incompletos o desnudos
sobre un oleaje sin armadura.

***

Tristes pañuelos para amargos pies,
deshabitados amantes.


¿Qué fue de nosotros?

jueves, septiembre 06, 2007

Poemas para días tristes III

Coincidencia



Bienvenida,
Aún cuando faltes
O no estés.

Bienvenida eres
Porque no te esperaba.

Bienvenida
Porque existes.

Bienvenida eres
Donde mis entrañas
O cuando un pájaro en tus ojos
O cuando la marea en tu cuerpo
O cuando en pacifistas batallas
Rehacemos únicos el universo.

Bienvenida,
Siempre bienvenida
Porque sin querer apareciste,
Sin querer nos conocemos,
Y sin querer queriendo
Me quieres como te quiero.

Bienvenida

Salamanca, España.

Poemas para días tristes II

Solitude



Ahora
Que cetrinos viajes despidamos
No habrá más rencuentros.
Ya un aire,
Parecido al odio
Pero pleno
De algo llorado,
Canta abismos océanos.

Y un sonido
De perros en campana
Un demasiado
Que no comienza
Ni termina
Un Hasta Luego
Hipócritamente mal dicho
Un Te espero
Que tiene más de olvido

Un nomeolvides
Un no nosotros
Nunca

Poemas para días tristes

Saudade

Y estuve a punto de cambiar tu mundo,
De cambiar tu mundo por el mundo mío.
José Alfredo Jiménez


Es la hora en que se cierne carnívora y solitaria la tarde, es la hora en que abrazo la corrompida sed que me traga, es la hora en que la ducha me conduce a sacrificarte, es la hora en que tristes brazos se sienten indefensos del agua: Es la hora en que más te alejas, cuando ya sabes a pérdida. Y vuelvo a pasar por tu luto, con tu cuerpo, conmigo mismo que es la peor noticia. Es la hora en que nada nos da la gana, es la hora en que me arrodillo contigo sin que lo sepas, es la hora en que bebo infante toda la terrible ausencia que provocas, es la hora en que la poesía no sana, y de nada alivian los boleros. Es la hora en que estoy más yo que nunca, tan yo que me vuelvo a ti con el rostro sin carne.